lunes, 1 de abril de 2013

AUTOBIOGRAFIA


Me llamo Berta León Valencia, naci un 26 de junio hace 20 años. El día que elegí para nacer,  aunque fuera verano,  no fue muy bueno ya que cayó una buena trompa de agua.  Naci por la noche, igual eso quiere decir algo en relación a que ahora me guste tanto trasnochar.
Vivo en un pueblecito pequeño de la ribera de navarra, Cadreita. La verdad es que no es nada del otro mundo pero está lleno de buena gente.
Tengo un hermano pequeño 4 años menor que yo. Se llama Sergio; es un buenazo  aunque de pequeños nos encantaba hacernos rabiar el uno al otro. Nos encantaba jugar por casa, recuerdo una vez jugando al escondite con una prima que vive en la casa de al lado, Sandra. Estábamos muy contentos y queríamos escondernos en el mejor sitio posible para que el juego fuera más entretenido. Mi hermano se escondió en el cuarto de baño y sin darse cuenta cerró el cerrojo de la puerta; mi prima y yo lo pasamos muy mal porque oíamos a mi hermano llorar dentro del baño y no sabíamos cómo explicarle que la abriera. Era pequeño, tendría unos 3 años y no sabía cómo hacerlo. Casi tenemos que llamar a los bomberos pero al final pudimos solucionar el problema. Revolucionamos a todo el mundo, entre ellos mis padres, Mari Cruz y Fernando.

Con mis padres siempre he tenido buena relación. Lo que más me gusta recordar es cómo aprendí las tablas de multiplicar con mi padre. Todos los fines de semana nos íbamos a pasear por las afueras del pueblo y mientras ibamos repitiendo una y otra vez cada una de las tablas de multiplicar.
Mi padre me “engañaba” porque me decía que el paseo iba a consistir en ir a ver unas ovejas que había por allí. Siempre me han gustado los animales. En realidad era para que se me hiciese más ameno aprendérmelas.  Con mi madre en cambio los paseos eran en moto. Siempre surgía algún problema,  porque íbamos más personas de las que debíamos en la moto, o porque teníamos prisa para llegar a algún sitio.
En verano solemos irnos de vacaciones a Salou. Allí tenemos un piso y solemos estar medio verano allí. Siempre lo pasamos muy bien y todos los veranos tenemos alguna anécdota que contar. La verdad es que no me puedo quejar de la familia que tengo; sin ellos no sería quien soy ahora.
 En el colegio siempre me ha ido bien. Cuando terminé bachiller no tenía muy claro qué quería hacer, pero una vez más, mis padres me ayudaron elegir  lo que realmente me iba por mi forma de ser,  así como lo que podría gustarme en el día de mañana. A mi hermano y a mí siempre no han recomendado hacer en la vida profesional algo que nos guste ya que será para toda la vida.
Los primeros años en Pamplona han sido un poco complicados pero me han ayudado a crecer y a madurar como persona. Creo que ahora valoro mucho más las cosas.
Y ¿cómo no hablar de mis amigas? Todas, menos dos, fuimos a estudiar a Tudela, Jesuitas. Allí siempre hemos estado juntas aunque cada una hiciese nuevas amigas de Tudela misma o de los pueblos de alrededor.

En Tudela conocí a unas  chicas con las que me lo paso siempre muy bien, me encanta estar con ellas y siempre que podemos preparamos algo para reunirnos y contarnos cómo nos va a cada una. En estos momentos estamos cada una por ciudades diferentes debido a los estudios. En realidad ya soy casi de Tudela porque paso mucho tiempo con ellas.
La verdad es que es muy difícil hablar de uno mismo, pero aquí tenéis una parte de mí.

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