Cuando era pequeña, solía hablar con mis amigas de
cómo nos gustaría que fuese nuestra vida dentro de unos años. Todas decíamos lo
mismo, queríamos formar una familia. Simplemente el hecho de pensar eso ya nos
hacia felices. En realidad, pienso que en la mente de las chicas siempre cabe
pensar el día de su boda con su futuro marido como si de un cuento de hadas se
tratara.
Si ahora me preguntaran cómo
quisiera que fuese mi vida diría lo mismo, pero ahora no veo tan sencillo conseguir
ese cuento de hadas con el que toda niña sueña. Puede que sea porque en las
noticias solo aparecen casos de familias rotas; ya sea por maltrato o por
mentiras entre ellos. No me cabe en la cabeza cómo a una persona a la que le
das toda tu confianza te pueda fallar de esa manera.
En mi caso no puedo quejarme ya
que siempre he estado rodeada de un buen ambiente familiar. Mis padres siempre
nos han mostrado tanto a mi hermano como a mí un entorno lleno de amor,
confianza y sinceridad. Creo que basta con entender bien el significado de
estas tres palabras para formar una
relación entre dos personas.
El mes pasado tuve un
acontecimiento familiar precioso. Los abuelos de mis primos hicieron 50 años de
casados. Ese día todo fueron alegrías, tanto para ellos como para todos los
familiares. Me di cuenta de que estaban igual de enamorados que el primer día.
No hay cosa más bonita que ver a dos personas así de ilusionadas y contentas
por su compromiso. Se sentían orgullosos de poder celebrar su amor y de compartirlo
con su familia. La verdad es que se me saltaron las lágrimas porque vi a mis
abuelos y pensé que ellos también tenían la misma sensación que ellos. En ese
momento pensé en mí, envidiaba el hecho de que ellos han vivido toda una vida y
lo han hecho juntos. Pienso que antes se valoraba muchísimo más que ahora el
amor, la confianza y la sinceridad.
En relación con el capítulo de la gente joven,
leí que los jóvenes tienen miedo al compromiso. En mi caso no es así, pero es
verdad que la mayoría lo tienen y no puedo entender el porqué. Puede que no sea miedo al compromiso sino
miedo a confiar en otra persona a la que sabes que vas a dar todo y puede que
no te responda de la misma forma. Pero ese es el riesgo que al fin y al cabo,
si sale bien es un riesgo que merece la pena correr. El sentirse engañado en un
momento dado, te hace sufrir pero a la larga te enseña a crecer.
Conforme han ido pasando los años
me he dado cuenta de que lo más importante es la familia. Las amistades vienen
y van, y pocas se conservan toda la vida. Una vez alguien me dijo, los amigos
de verdad se pueden contar con una sola mano.
En ese momento no le di mucho sentido a la frase, pero ahora me doy
cuenta de que es verdad.
Los que siempre están ahí ya sea para
lo bueno como para lo malo son los padres, hermanos, primos, primas, tíos, etc…
Tengo la suerte de que en mi familia siempre estamos ahí el uno para el otro y
puede que sea por haberme criado de esta manera por lo que me gustaría poder formar
mi propia familia y poder sentirme igual de orgullosa y feliz como lo están mis
abuelos.
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